El Fondo Monetario Internacional (FMI) deberá encontrar un equilibrio entre ayudar a los países muy endeudados e implicarse más en la financiación de la transición energética. Eso, durante las reuniones anuales coorganizadas con el Banco Mundial que comienzan el lunes en Marruecos.
La directora del FMI, Kristalina Georgieva, en su tradicional discurso de inauguración en Abiyán, señaló que el mundo se aproximaba a las reuniones anuales en medio de una situación económica mucho mejor de lo que numerosos analistas habían anticipado.
“La economía mundial ha demostrado una resiliencia notable”, dijo, y destacó una sólida demanda de servicios y un progreso tangible en la lucha contra la alta inflación.
“Esto aumenta las posibilidades de que se dé un aterrizaje suave para la economía global”, añadió en referencia a la perspectiva de reducir la inflación mediante aumentos de las tasas de interés y al mismo tiempo evitar una recesión.
Georgieva también llamó a los países miembros a “reforzar” los niveles de financiación mediante un aumento en las cuotas que pagan.
Tanto el Banco Mundial como el FM son conscientes de la expectación que generan, en particular sobre la crisis climática después de las críticas recibidas por su supuesta falta de implicación.









