Desde comestibles hasta recreativos, la gran variedad de especies fungi atrae a locales y extranjeros, buscando vivir diferentes experiencias.
Agosto es el mes de los hongos en México, por lo que surgió para ello el apelativo de Hongosto. Y es que debido a factores estacionales y climáticos, estos crecen en enormes cantidades por diversos sitios del país, sobre todo en los que más les favorecen.
Durante agosto ocurre la canícula, es decir, la temporada de mayor calor durante el año. Los hongos para fructificar, necesitan que antes del periodo de secas exista bastante agua, sobre todo en zonas templadas.
Cuando aumentan las temperaturas arriba de los 37 grados, se dispara el brote de hongos, permitiendo su cosecha.
En Hongosto hay un mayor número de especies y de buen tamaño, las cuales se pueden comer. Por ello México es un país de fuerte tradición “micófaga”, es decir, que se alimenta de hongos en su dieta, aunado a que los estados de la República tienen una gran diversidad de bosques y ecosistemas que son fuente esencial para generar la amplia variedad de especies.
Aumenta consumo
Por otro lado, el consumo de hongos con propiedades psicodélicas ha aumentado en el país. En México sigue siendo ilegal su uso para esta finalidad. A pesar de eso, existe una gran oferta de retiros, sesiones y demás prácticas que se dicen relacionar la ingesta del hongo con la sanación emocional. Sin embargo, el simple consumo no es garantía para lograr efectos positivos, y hasta puede resultar contraproducente.
México es el segundo reservorio de hongos comestibles más grande del mundo, luego de China. Aquí se consumen más de 450 especies. Por ello, el uso de hongos con propiedades psicoactivas es milenario en el país. Existe registro de su uso en Mesoamérica por parte de los mexicas, olmecas, zapotecas y mayas.
También se han encontrado piezas talladas con forma de hongos, desde la parte sur de México hasta la costa del Salvador, datadas alrededor del 400 a.C al 200 d.C.









