La historia reciente de WeWork en México refleja una estrategia renovada que busca convertir la rentabilidad en el eje de crecimiento. Tras años de ajustes globales, la compañía centra sus esfuerzos en América Latina como un mercado clave para consolidar su presencia y responder a la demanda de espacios flexibles que sigue al alza en la región.
En agosto de 2025, la firma anunció que priorizará un modelo enfocado en eficiencia operativa. En este esquema, México se posiciona como uno de los países con mayor potencial, gracias a su ecosistema emprendedor y a la creciente adopción de oficinas híbridas por parte de corporativos y startups. Este giro busca atender no solo la necesidad de espacios, sino la creación de comunidades empresariales sostenibles.
WeWork y la búsqueda de crecimiento rentable
El rediseño del modelo de WeWork implica seleccionar inmuebles estratégicos y acuerdos que aseguren estabilidad a largo plazo. En consecuencia, la empresa ha cerrado ubicaciones menos rentables y reforzado aquellas con mayor ocupación, especialmente en la Ciudad de México y Monterrey. La apuesta está en optimizar recursos sin perder la esencia de conectar a profesionales y organizaciones en entornos colaborativos.
Por otro lado, América Latina representa una oportunidad única: mercados como Brasil, Chile y Colombia muestran tendencias similares a México, donde la flexibilidad es un factor decisivo para la retención de talento.
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Del mismo modo, la compañía ha puesto énfasis en servicios complementarios que aumenten el valor de cada espacio, desde soluciones tecnológicas hasta experiencias enfocadas en el bienestar laboral. Este movimiento responde a la necesidad de adaptarse a un contexto en el que la oficina se entiende como un espacio de conexión y no solo de trabajo.
En agosto de 2025, WeWork reportó que en América Latina la tasa de ocupación de sus espacios alcanzó el 75 %, cifra que supera el promedio global y muestra la capacidad de la región para sostener un crecimiento rentable.
