En las alturas de Llafranc, un pequeño pueblo catalán de la Costa Brava, emerge una propuesta que transforma el concepto de lujo: LU+V, un hotel de 5 estrellas que no solo hospeda, sino que narra una visión contemporánea del bienestar y la sostenibilidad. Su apuesta no radica en la ostentación, sino en una arquitectura que dialoga con el paisaje, los materiales locales y una experiencia emocional profundamente cuidada.
Cataluña se consolida como epicentro de iniciativas que entienden el lujo como una forma de habitar el entorno con respeto, calma y diseño. LU+V es el primer hotel del estudio RCR Arquitectes, ganadores del Premio Pritzker, y lleva su firma conceptual al terreno de la hospitalidad.
La arquitectura desaparece para dejar protagonismo a los elementos: el viento, el bosque, el mar. La luz natural entra por cada ángulo posible, los materiales se integran sin estridencias y los interiores invitan a la contemplación.
Arquitectura de lujo con impacto cultural y económico
El proyecto suma además una dimensión social y empresarial audaz: fue impulsado por la Fundación Lluís Coromina con una inversión de 30 millones de euros, generando 80 empleos directos en su apertura. Esta sinergia entre fundaciones, estudios de arquitectura y operadores turísticos marca un modelo replicable para otras regiones con vocación turística.
LU+V también representa un giro en el relato del emprendimiento cultural: se trata de un proyecto nacido desde el arte, la filantropía y el deseo de revalorizar el paisaje sin someterlo. No hay piscinas infinitas ni mármol importado. En cambio, hay serenidad, arquitectura ética y un nuevo código de hospitalidad.
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