Las calles de Chiapas están llenas de talento invisible. Miles de personas se esfuerzan a diario en actividades económicas que, aunque fundamentales para la vida del estado, no cuentan con seguridad social, protección legal ni acceso a créditos. Esta informalidad laboral, que afecta al 73.3% de su población ocupada, representa tanto un desafío como una oportunidad urgente de transformación.
En agosto de 2025, la Secretaría de Economía y del Trabajo de Chiapas dio un giro estratégico. Más allá de las cifras, su nuevo enfoque coloca al trabajador en el centro, promoviendo la capacitación como puerta de entrada al empleo formal. Con programas como “Autoempleo” y ferias laborales en todo el estado, la intención es construir puentes reales hacia el desarrollo sostenible, en zonas urbanas y rurales por igual.
Formalidad laboral: un motor para el desarrollo local
La informalidad no es solo una cuestión estadística: representa vidas sin red de protección. Al fortalecer el ecosistema productivo con capacitación, herramientas digitales y conexiones entre sectores, Chiapas comienza a activar un cambio estructural. Cada persona que accede a un empleo con prestaciones, cada emprendedor que formaliza su negocio, suma a una economía más resiliente, innovadora y humana.
El reto es ambicioso. Sin embargo, iniciativas como los cursos para mujeres jefas de familia, jóvenes emprendedores y comunidades indígenas apuntan a un modelo de crecimiento incluyente, donde la cultura empresarial también significa dignidad y pertenencia.
Con una población económicamente activa de más de 2.2 millones de personas, Chiapas ya no puede postergar la conversación sobre su futuro laboral.
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