Las empresas mexicanas se encuentran frente a una disyuntiva crucial: liderar o rezagarse. La integración de criterios ESG ambientales, sociales y de gobernanza ya no es una tendencia, sino un estándar que define el futuro de la competitividad global. Sin embargo, su adopción en el entorno empresarial mexicano aún avanza con lentitud.
A pesar de que el 78% de las compañías del país reconocen la importancia de los factores ESG, solo el 43% ha implementado estrategias concretas. Esta brecha refleja una cultura corporativa que, en muchos casos, sigue priorizando resultados financieros inmediatos sobre transformaciones sostenibles a largo plazo. Lo preocupante no es solo el rezago, sino la desconexión entre intención y acción.
Liderar con visión ESG impulsa innovación y cultura empresarial
Incorporar la sostenibilidad al modelo de negocio no solo mejora la reputación corporativa; también incrementa el valor para accionistas y atrae capital. Empresas que integran ESG de forma transversal acceden más fácilmente a financiamiento verde y conquistan consumidores conscientes. En este sentido, adoptar políticas ambientales rigurosas, fortalecer la transparencia y promover una cultura laboral ética no son gestos simbólicos, sino decisiones estratégicas.
La clave está en construir capacidades internas, formar talento con visión integral y establecer métricas que alineen los objetivos financieros con los de impacto social y ambiental. Organismos como la Bolsa Mexicana de Valores ya impulsan este cambio mediante índices y plataformas que reconocen a quienes lideran con responsabilidad.
Mientras el entorno global presiona por más transparencia y acción climática, México no puede seguir observando desde la barrera. Un dato ilustra el reto: solo el 22% de las compañías en el país publica reportes ESG auditados. La urgencia es clara y la oportunidad también.
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