Lo que antes parecía inamovible hoy responde al pulso de la transformación laboral. A partir de enero de 2026, el salario mínimo profesional en México volverá a incrementarse, consolidando una política salarial que en los últimos años ha buscado recuperar el poder adquisitivo perdido. Este ajuste representa más que un número: es una señal del país que apuesta por la dignidad laboral en sectores clave.
Con base en el anuncio realizado por la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami), se confirmó que el salario mínimo general pasará de 248.93 a 312.41 pesos diarios, mientras que en la Zona Libre de la Frontera Norte aumentará de 374.89 a 374.89 pesos diarios. Sin embargo, lo más relevante para múltiples industrias es el incremento de 20% aplicado también a las 61 profesiones, oficios y trabajos especiales considerados dentro del salario mínimo profesional.
El impacto del salario mínimo profesional
Este ajuste fortalece rubros estratégicos como la enfermería, el trabajo social, la educación técnica, la costura, la albañilería y la mecánica automotriz, entre otros. Por ejemplo, una enfermera ahora ganará 432.88 pesos diarios, mientras que un trabajador social verá su ingreso diario pasar a 409.84 pesos. Son cifras que, además de reconocer el valor del trabajo especializado, reconfiguran las condiciones de empleo formal en sectores con alta rotación y baja retención.
Del mismo modo, el incremento incentiva a pequeñas y medianas empresas a revisar sus estructuras de compensación y cultura laboral. En un entorno donde la atracción de talento se vuelve cada vez más competitiva, contar con salarios alineados al mercado es más que un deber: es una estrategia de sostenibilidad.









