En un contexto económico marcado por la competencia global, el reciente respaldo empresarial a los aranceles impuestos a productos asiáticos revela un cambio de ritmo en la visión industrial de México. Las medidas adoptadas por la Secretaría de Economía, publicadas en el Diario Oficial de la Federación, no solo buscan proteger la producción nacional, sino también consolidar un entorno competitivo más justo frente al ingreso masivo de mercancías a precios artificialmente bajos.
El sector privado ha reaccionado positivamente. Organizaciones como la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin) y el Consejo Nacional de la Industria Maquiladora y Manufacturera de Exportación (Index) señalaron que este ajuste arancelario entre 5% y 50% representa una oportunidad para fortalecer cadenas de valor internas, impulsar la innovación y generar nuevos empleos de calidad.
Además, el sector empresarial reconoce que esta estrategia permite a las industrias mexicanas invertir con mayor certidumbre en tecnología y desarrollo.
Confianza, inversión y competitividad
La medida abarca más de 500 fracciones arancelarias en sectores clave como acero, aluminio, textiles, calzado, plástico y automotriz. Esta decisión, vigente hasta abril de 2026, no es proteccionismo puro: es un llamado a la consolidación del ecosistema industrial nacional, basado en capacidades reales y visión de largo plazo. Se trata de fomentar una cultura empresarial que valore la resiliencia, la calidad y el talento local.
En un entorno donde las inversiones globales buscan certeza, México afianza su posición como plataforma manufacturera confiable. El dato lo respalda: durante el tercer trimestre de 2025, el país captó 13 mil 157 millones de dólares en Inversión Extranjera Directa, consolidándose como un destino clave en el reordenamiento de las cadenas de suministro globales.
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