La fuerza productiva del agro cubano está cambiando de forma silenciosa pero poderosa. Cada vez más mujeres participan activamente en la producción agroalimentaria, liderando iniciativas locales que impactan directamente en la seguridad alimentaria del país. En Camagüey, un nuevo enfoque impulsado por el Programa de Innovación Agropecuaria Local (PIAL) busca medir con precisión este aporte y crear políticas que lo fortalezcan.
Este proceso no es aislado. Con respaldo del Ministerio de Agricultura y del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, se ha comenzado a aplicar una metodología de evaluación con enfoque de género.
El objetivo es claro: identificar cómo la mujer en la producción agroalimentaria transforma la economía rural, aporta innovación y mejora los sistemas alimentarios desde su experiencia cotidiana.
Más liderazgo femenino en las cadenas agroproductivas
El modelo PIAL ha evolucionado hacia prácticas más inclusivas. A través de proyectos comunitarios, las mujeres participan en la selección y mejora de semillas, gestionan fincas diversificadas y desarrollan emprendimientos agroindustriales. Esta integración activa no solo mejora su autonomía económica, sino que también fortalece el tejido productivo en las zonas rurales.
Cifras oficiales muestran que el 36% de las personas empleadas en la agricultura cubana son mujeres. Esta participación, aunque aún desigual, ha crecido sostenidamente desde 2023 y refleja una tendencia que apunta hacia un desarrollo rural más justo, eficiente y adaptado a los retos climáticos y económicos actuales.
Cifras oficiales muestran que el 36% de las personas empleadas en la agricultura cubana son mujeres. Esta participación, aunque aún desigual, ha crecido sostenidamente desde 2023 y refleja una tendencia que apunta hacia un desarrollo rural más justo, eficiente y adaptado a los retos climáticos y económicos actuales.
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