La decisión de migrar casi nunca nace del deseo, sino de la necesidad. Sin embargo, muchos mexicanos que retornan de Estados Unidos a su país no llegan con las manos vacías. Traen consigo aprendizajes, redes de contacto y una mentalidad empresarial que redefine el mapa del emprendimiento en México.
En los últimos cinco años, este tipo de emprendimiento migrante ha cobrado una fuerza creciente. De octubre de 2023 a noviembre de 2025, más de 750 mil personas mexicanas regresaron del extranjero, y una proporción significativa encontró en el autoempleo y la creación de negocios una vía de reintegración económica.
Las remesas ya no solo sostienen a las familias, sino que también financian pequeños comercios, servicios locales e incluso proyectos de base tecnológica en estados como Michoacán, Guerrero y Oaxaca.
Condiciones económicas y oportunidades para el emprendimiento migrante
El entorno macroeconómico también ha contribuido a este auge. La estabilidad del tipo de cambio, las tasas de interés atractivas para inversión productiva y un mayor acceso a créditos desde la banca de desarrollo generan un terreno fértil para estos nuevos negocios. Además, los programas de apoyo como el Fondo Nacional de Apoyo para Empresas en Solidaridad (FONAES) han comenzado a enfocar esfuerzos en emprendedores retornados.
Los migrantes que emprenden no solo inyectan recursos, sino que introducen nuevas formas de trabajo, disciplina organizacional y un enfoque orientado al cliente, adquiridos en mercados mucho más competitivos. En consecuencia, están cambiando la lógica empresarial de sus comunidades.
La experiencia del retorno se está transformando en una historia de innovación, donde cada pequeña empresa fundada por un migrante suma al tejido económico nacional. En 2024, el Instituto Nacional de Migración reportó que 32% de los mexicanos retornados apostaron por iniciar un negocio en los primeros seis meses de su regreso.
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