Ciudad de México 18 de junio de 2021._ De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera 2018, solo el 47% tiene al menos un producto de ahorro formal, de los cuales 51% son mujeres y 49% hombres, señala la Condusef.
Respecto al tema de inversión, sólo el 1% de la población cuenta con algún fondo de inversión, de este porcentaje, 72% son hombres y 28% mujeres.
Los esquemas Ponzi y las pirámides financieras son estafas. Se tratan de mecanismos en los cuales las ganancias que obtienen los primeros inversionistas provienen de los recursos que son aportados por nuevos clientes.
Por lo tanto, para que un sistema de esa naturaleza se sostenga es necesario captar flujos crecientes de dinero provenientes de nuevos inversionistas.
La historia comenzó con Charles Ponziquien en 1920 estafó a más de 10 mil residentes de Nueva Inglaterra, E.U., al ofrecerles invertir en un negocio con rendimientos considerables.
Los rendimientos prometidos rondaban alrededor del 50% en tan sólo 90 días; para la época, el tipo de interés anual de las cuentas bancarias rondaba el 5%. Tentador, ¿no?
Sin embargo, al ahorrar en este tipo de esquemas o invertir en las llamadas “pirámides” puedes correr el riesgo de perder tu dinero.

El esquema “piramidal” es un mecanismo que promueve que cada persona participante invite a un grupo de al menos dos conocidos, a invertir en un negocio determinado y cada uno de ellos a su vez involucre a otras dos personas y así sucesivamente.
Esto por lo general pierde impulso y termina en un gran fraude en el que se prometen elevados rendimientos a los participantes y, al final, únicamente los promotores de arriba de la pirámide, es decir, los que inician el negocio, son los únicos que sí reciben los recursos de las personas que participaron después.









