El sistema económico argentino vuelve a dar señales que no deben ignorarse. Durante noviembre, las empresas agroexportadoras liquidaron apenas 1,200 millones de dólares, marcando una fuerte caída interanual del 62%. Este desplome ocurre en un contexto donde la estabilidad del tipo de cambio y las expectativas del nuevo gobierno generan un compás de espera entre los principales actores del comercio exterior.
Las cifras provienen de la Cámara de la Industria Aceitera (CIARA) y el Centro Exportador de Cereales (CEC), entidades responsables del 48% de las exportaciones del país. Desde octubre hasta el cierre de noviembre, la liquidación total apenas superó los 3,400 millones de dólares, un número que refleja no solo la estacionalidad propia del sector, sino también un escenario marcado por la incertidumbre y la especulación cambiaria.
Presión cambiaria y reconfiguración de expectativas
La espera ante posibles nuevas políticas económicas ha incentivado a los exportadores a retener granos y demorar la liquidación, apostando a un tipo de cambio más favorable. A esto se suma una campaña agrícola golpeada por factores climáticos, especialmente la sequía, que dejó a muchos productores sin margen para operar con normalidad.
En este panorama, la baja de ingresos por agroexportación limita la capacidad del Estado para enfrentar compromisos y estabilizar reservas. De igual forma, impacta en la disponibilidad de divisas necesarias para el desarrollo industrial y el sostenimiento de sectores estratégicos.
Mientras tanto, diciembre será un mes clave. Con nuevas autoridades y definiciones en materia económica, los actores del agro podrían modificar sus estrategias de comercialización. La evolución de esta relación entre gobierno y agroindustria definirá buena parte del comportamiento macroeconómico del primer semestre.
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