Comercio al aire libre: una respuesta con visión 

Fotografía editorial de un comercio informal en Costa Rica, mostrando una emprendedora con sombrilla y productos en vía pública
Comercio al aire libre: una respuesta con visión 

Una señora llega al Parque Central de San José, en Costa Rica, con una sombrilla, una mesa plegable y algunos productos caseros. En menos de 10 minutos ha montado su comercio. Lo hace con eficiencia, como tantos otros trabajadores informales que operan en espacios públicos y que, lejos de desaparecer, se consolidan como un reflejo de las dinámicas económicas actuales.

Costa Rica no es ajena a este fenómeno. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), el 39,1% de la población ocupada en octubre de 2025 trabaja en el sector informal. Esta cifra no representa un rezago, sino una reorganización productiva frente a los desafíos de acceso al empleo formal, la inflación y la reconfiguración de los centros urbanos.

Instalar un comercio informal también requiere estrategia

Aunque no se trate de un local establecido, cada puesto callejero responde a decisiones prácticas: ubicación estratégica, análisis del flujo peatonal, horario óptimo de operación y hasta técnicas de exhibición visual. Esta racionalidad económica, basada en la experiencia y la adaptación constante, permite que miles de personas generen ingresos diarios sin grandes inversiones.

Del mismo modo, los comerciantes enfrentan retos significativos: operativos municipales, condiciones climáticas, acceso a servicios básicos. Sin embargo, lejos de rendirse, ajustan sus modelos día a día. Vender al aire libre, en este contexto, es tanto una necesidad como una forma de innovación resiliente.

En noviembre 2025, la municipalidad de San José reconoció que más de 7.500 trabajadores informales ocupan zonas públicas de manera regular.

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