Aun en medio de turbulencias económicas, la confianza puede marcar la diferencia entre avanzar o estancarse. En México, recuperar la percepción empresarial no es solo un asunto de imagen: es un reto estratégico que impacta directamente la inversión, el crecimiento y la calidad de vida.
El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) advierte que la baja percepción empresarial ha frenado decisiones clave, debilitando el ecosistema productivo. La clave para revertir esta tendencia no está únicamente en la política económica, sino en restablecer la certidumbre con base en reglas claras, respeto institucional y apertura a la colaboración público-privada.
Confianza empresarial como base para innovar
Desde octubre de 2025, el sector privado ha reiterado su llamado a reforzar el Estado de derecho. En un entorno donde el cumplimiento normativo y la seguridad jurídica son inconsistentes, las empresas dudan en expandirse o innovar. Y sin innovación, la competitividad se congela.
Además, el CEESP ha subrayado que la inversión pública, aunque necesaria, no puede reemplazar la confianza que impulsa al capital privado. Actualmente, más del 85% de la inversión fija bruta proviene del sector privado. Si la percepción continúa deteriorándose, este porcentaje corre el riesgo de disminuir, con efectos en cascada para el empleo, el emprendimiento y el desarrollo tecnológico.
Por otro lado, restablecer la confianza empresarial no solo atrae inversiones, también fortalece la cultura organizacional. Las empresas con alta reputación suelen ser más resilientes, atractivas para el talento y capaces de adaptarse a nuevos desafíos.
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