El talento no sigue a las empresas más grandes, sino a las más audaces. Desde Ciudad de México hasta Monterrey, las compañías mexicanas que priorizan una cultura empresarial genuina están ganando terreno en la atracción de talento global. La fórmula está lejos de depender solo de salarios competitivos. Hoy, lo que más valoran los profesionales del mundo es la posibilidad de desarrollarse, innovar y dejar huella.
Organizaciones que antes competían únicamente por cuota de mercado ahora compiten por capital humano. Y lo hacen apostando por estructuras más horizontales, políticas de bienestar emocional, flexibilidad real y sobre todo, propósito. Según una encuesta de Deloitte publicada en octubre de 2025, 64% de los jóvenes profesionales en América Latina eligen empleadores con valores sólidos y compromiso social antes que beneficios económicos.
Cultura empresarial como motor de atracción global
La innovación, cuando es parte del ADN de una organización, se convierte en un imán de talento. Empresas en sectores tan diversos como tecnología, biotecnología, medios y retail están rediseñando sus oficinas como espacios de co-creación e integrando líderes que fomentan la inteligencia colectiva por encima del control jerárquico. Además, el trabajo remoto dejó de ser una estrategia coyuntural para convertirse en una ventaja competitiva permanente.
También es evidente que las empresas mexicanas con visión global están construyendo puentes culturales, no solo equipos multiculturales. Esto implica integrar idiomas, ritmos de trabajo, valores locales y globales, así como redes internacionales de aprendizaje.
Hoy más que nunca, atraer talento es una cuestión de identidad. No se trata de parecer global, sino de ser auténtico. De crear entornos donde el talento quiera quedarse, crecer y multiplicar impacto.
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