Alberto Plata nunca imaginó que encontraría una gran oportunidad en la venta de calcetines.
Con ahorros familiares, préstamos y con su propio trabajo pudo concluir satisfactoriamente sus estudios en Administración de Empresas. Pese a ello, se inclinaba fuertemente por el comercio y, sobre todo, por tener un negocio propio, ya que sus padres eran vendedores natos, su papá de materiales de construcción y su mamá de artículos deportivos, ya que era atleta en su juventud.
Inicialmente trabajó en la reconocida firma Volkswagen, con un salario medio, pero para este joven no era suficiente e identificó una oportunidad de negocio que pocos de sus compañeros de universidad considerarían: la importación y venta de productos chinos en tianguis locales.
Al observar la alta demanda y el bajo costo de producción de los productos chinos, tomó todos sus ahorros y decidió incursionar en la importación de estos bienes, centrándose en los calcetines, aunque primero vendió cubrebocas y relojes. Eligió los tianguis y mercados callejeros, populares por su alta afluencia de personas y su dinámica cultura de compra.
Su arriesgada decisión no solo le permitió alcanzar varios clientes, sino también conectar directamente con los consumidores, entendiendo sus necesidades y preferencias.
Así, se sumó al creciente mercado del comercio informal, que según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y empleo (ENOE) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) durante el segundo trimestre de 2023, agrupó a 19.6 % de la población ocupada y presentó un incremento anual de 374 mil personas con respecto al año anterior.
Fuente: Emprendedor.com









