En las salas de juntas mexicanas se habla un nuevo idioma. Uno donde las jerarquías rígidas ya no dominan el discurso, y donde las preguntas abiertas y la escucha activa han tomado un lugar protagónico. Este cambio no solo responde a tendencias globales, sino a una necesidad urgente de supervivencia y crecimiento en un entorno económico cada vez más desafiante.
México se encuentra en un punto de inflexión. Empresas tradicionales están rediseñando sus estructuras desde la raíz. Las decisiones ya no se toman en la cima y se ordenan hacia abajo, sino que nacen del diálogo transversal entre generaciones, regiones y especialidades. La cultura empresarial se está convirtiendo en un sistema vivo que se adapta, que aprende y que integra visiones diversas.
Liderazgo que escucha, cultura que evoluciona
Ejecutivos como Claudia Jañez, quien ha liderado gigantes como Dupont y ha sido voz clave en el Consejo Ejecutivo de Empresas Globales, abren una conversación sobre el verdadero rol del liderazgo. Hoy, el poder se traduce en empatía, en la capacidad de generar confianza y en dejar atrás las viejas fórmulas de control. Es un liderazgo que se construye en red, más que en pirámide.
Esta transformación no es teórica: ya moldea la forma en que se lanzan productos, se definen estrategias y se conectan los equipos con su propósito. Empresas que adoptan esta visión han mostrado mayor resiliencia frente a la disrupción tecnológica y a crisis globales.
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