Categories: Opinión

El llamado de Cuauhtémoc Cárdenas

Por IGNACIO ANAYA

Ciudad de México, 3 Abril.- Vaya paradoja. Justo cuando más política se necesita en este país menos política se hace. Ningún partido está recurriendo al diálogo, a la búsqueda de acuerdos. No existe inte­rés por negociar y cuando se conforman alianzas solo están pensadas en avasallar al adversario común.

Tampoco hay en este momento indica­dores que apuntalen el 2018 como el es­cenario de la concordia electoral. Ningún partido está abonando hacia ese propósito ni muestra actitudes orientadas a generarle bienestar a la nación.

Les cuesta trabajo entender que participar en un proceso electoral significa madurez, pero sobre todo asumir que no es el voto lo que da sustentabilidad al desarrollo sino la posibilidad de negociar con los opositores, diseñar soluciones repartiendo de mejor ma­nera las oportunidades de ingreso, consumo y bienestar, para la sociedad.

Por eso carece de relevancia plantear en este momento si debe mantenerse o no en el poder tal o cual partido. En este país ganar una elección no significa gobernar mejor. El reto de los políticos para el año entrante será alzarse en la victoria pero dentro de un marco de reconocimiento opositor y de la mano de un proyecto de nación. Sin esa meta, carece de sentido depositar confianza o esperanza en la renovación de la titulari­dad del Poder Ejecutivo.

Por lo demás, debe quedar claro que, sin confianza de la oposición, sin confianza de los medios de comunicación, sin confianza de la opinión pública y en general sin con­fianza del electorado, ningún partido va a contribuir efectivamente en los cambios que urge impulsar.

Debido a lo anterior es que resulta valiosa e imprescin­dible la iniciativa “Por Mé­xico Hoy”, impulsada por Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano -al frente de otras personalidades, líderes de opinión y activistas- con la cual se propone construir esa au­sente atmósfera de diálogo que dé certidumbre al país.

Dicho llamado parte de una premisa concreta: la inclusión. Reconoce la existencia de las variadas visiones e intereses vin­culados al desarrollo del país pero por eso, precisamente, plantea ante­poner agendas personales para alcan­zar una ruta compartida, lo cual podría concretarse si se identifican los puntos en común, aquello que se comparte, que tam­poco es poco.

El ingeniero Cárdenas, sin embargo, ade­más de convocar a este esfuerzo de civili­zación política ha puesto sobre la mesa una propuesta de nuevo país trazada con linea­mientos generales que, desde su perspectiva, son necesarios para modificar las actuales políticas de desarrollo así como para defi­nirle a México una nueva inserción global, impulsando derechos sociales igualitarios y de manera particular creando nuevas for­mas de gobernar. Todo bajo la premisa de que también se necesita modificar el Estado de derecho.

En el fondo, lo que el ex candidato presidencial propone es refundar la repú­blica. No lo dice abiertamente pero eso se desprende de la lectura de los lineamientos señalados por él y quienes lo acompañan en la referida iniciativa.

¿Puede suscribirse lo que contiene el “Llamado por México”? Definitivamen­te hay muchos apartados a los que nadie podría oponerse, pero más que suscribir lineamientos lo que en este momento debe comprenderse es esa necesidad de construir un entorno donde confluya la convicción de que nuestra nación sí puede ponerse de acuerdo para sortear sus retos y desarrollarse bajo parámetros incluyentes.

Desde otra perspectiva, el llamado de Cárdenas Solórzano también constituye una severa crítica al sistema de partidos que cada día pierden sufragios, confianza, votos y capacidad para ofrecerle respuesta a los innumerables retos de desarrollo, justicia, seguridad, transparencia y respeto de los derechos humanos.

La crisis partidista lleva años acumulán­dose y nuevamente se observa en el proce­so electoral del Estado de México, que el próximo 4 de junio renovará gobernador. Los partidos se han preparado para pelear, para lastimarse, para boicotearse y recurrir nuevamente a la guerra sucia. En sus cuarteles de mando sólo piensan en ganar, nadie ha­bla de contender. Es un vocablo inexistente.

Quizá sin proponérselo Cuauhtémoc Cárdenas está tocando las trompetas del apocalipsis. El futuro del país no depen­de de las vacilantes decisiones de Donald Trump, ni de la estabilidad financiera, ni mucho menos de que se puedan encontrar nuevos tratados de libre comercio. El futu­ro depende de desarrollar la capacidad de construir acuerdos. Quien gane la contienda presidencial no podrá gobernar sin ellos. La advertencia está hecha.

Publicada originalmente en Excélsior

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