No todos los días alguien convierte un momento personal en una oportunidad empresarial. En Monterrey, Nuevo León, un joven emprendedor encontró la forma más creativa y rentable de cubrir los gastos de su boda: vender espacios publicitarios en su traje de novio. La estrategia captó la atención de marcas locales y generó conversación en medios y redes, convirtiendo una celebración íntima en un caso de estudio de innovación comercial.
Dagobert Renouf, un mercadólogo regiomontano, decidió aplicar lo que sabe hacer mejor: vender. En octubre de 2025, anunció que ofrecería espacios en su vestimenta nupcial para que marcas pudieran publicitarse durante la ceremonia y la recepción. En pocos días, cerró contratos con más de una docena de empresas, desde restaurantes hasta servicios digitales. A cambio, los logotipos fueron bordados con alta visibilidad sobre su saco blanco, en una ejecución que recordaba a los uniformes de pilotos de Fórmula 1.
Publicidad creativa que inspira emprendimiento
La palabra clave aquí es visibilidad. Con esta acción, Adame no solo financió su boda, sino que generó exposición para los patrocinadores en múltiples plataformas. La cobertura mediática hizo que los logotipos se viralizaran, y varias marcas reportaron aumentos en tráfico digital el día del evento.
Este modelo recuerda cómo la creatividad aplicada a contextos cotidianos puede desencadenar nuevos paradigmas de monetización. En un entorno donde el financiamiento es uno de los mayores retos para emprendedores, pensar fuera del marco tradicional puede ser la diferencia entre la idea y la ejecución.
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