Economía y Empresas

Empresas ajustan operaciones ante el fin de la moneda más pequeña

Durante más de un siglo, el penny fue símbolo de minuciosidad en la economía estadounidense. Hoy, su desaparición redefine cómo los negocios piensan en transacciones, redondeo y digitalización. El Departamento del Tesoro anunció la eliminación gradual de su producción al constatar que fabricar cada moneda cuesta más de lo que vale. La decisión marca un giro en la relación entre dinero físico y hábitos de consumo.

Algunos bancos de la Reserva Federal ya dejaron de distribuir centavos, lo que ha llevado a cadenas como Kwik Trip y Love’s Travel Stops a ajustar precios en efectivo redondeando a la unidad de cinco centavos. Este cambio operativo, aunque parece menor, representa un ensayo de adaptación empresarial frente a nuevas dinámicas de pago y confianza en medios electrónicos.

En paralelo, asociaciones de minoristas como la National Association of Convenience Stores y la National Grocers Association solicitaron al Congreso lineamientos claros para facilitar el redondeo y garantizar que los consumidores de bajos ingresos no pierdan acceso a servicios financieros básicos en tiendas. La petición subraya una preocupación central: cómo mantener la equidad en una economía cada vez más digital.

Algunas empresas han optado por convertir la escasez en oportunidad. Sheetz, cadena con sede en Pensilvania, invita a los clientes a redondear sus pagos para donaciones benéficas o intercambiar un dólar en pennies por una bebida. Este tipo de creatividad muestra que la innovación no siempre surge de la abundancia, sino de la necesidad de encontrar equilibrio entre eficiencia y humanidad.

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De igual manera, la transición hacia sistemas de pago sin monedas impulsa el uso de tarjetas y aplicaciones móviles, una tendencia que se acelera desde 2020. Restaurantes de comida rápida como Burger King ya advierten a sus clientes que los pagos exactos en efectivo podrían no ser posibles, recomendando medios electrónicos. El mensaje es claro: el futuro del consumo se mide en experiencias sin fricción, no en centavos.

A pesar de la nostalgia que despierta, la decisión refleja una realidad económica concreta. En 2025, el costo de producir un penny superó los 3.7 centavos por unidad, una ineficiencia que convirtió a la moneda más pequeña de Estados Unidos en un símbolo de un sistema listo para modernizarse.

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