La industria de la construcción en México enfrenta un nuevo punto de inflexión. En Tijuana, la inflación en el sector alcanzó 3.38% anual durante octubre, una cifra que, aunque contenida, exige atención estratégica por parte de empresarios, inversionistas y desarrolladores urbanos.
Lejos de paralizar al sector, este ajuste revela una tendencia de estabilización tras periodos de volatilidad marcados por incrementos en insumos clave. Datos del Centro de Estudios Económicos de Baja California muestran que materiales como el acero estructural y el cemento Portland siguen registrando alzas, mientras que productos como alambre, malla y aislantes térmicos han comenzado a mostrar leves reducciones en sus precios.
Este panorama obliga a replantear prácticas tradicionales. El incremento moderado en los costos representa una oportunidad para acelerar procesos de innovación en métodos constructivos, logística y cadena de suministro. Empresas con visión a largo plazo podrían capitalizar esta etapa adaptando tecnologías de eficiencia energética y aprovechando modelos colaborativos entre sectores público y privado.
Inflación en la construcción y su impacto local
El dinamismo económico de Tijuana convierte a esta ciudad en un laboratorio urbano ideal para soluciones audaces. La inflación en la construcción no solo es un dato económico, es también un llamado a emprender con inteligencia. Construir más, pero con menos impacto financiero, será una ventaja competitiva.
Además, Baja California está registrando una expansión sostenida en vivienda, infraestructura industrial y comercio. Esto implica que los líderes empresariales tienen frente a sí el reto de edificar bajo presión inflacionaria sin comprometer calidad ni tiempos de entrega.
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