La responsabilidad del PAN con México

Ciudad de México, 26 Junio.- Hace ya casi un año solicité por primera vez que se iniciaran los diálogos para definir un proceso justo para la selección de los candidatos rumbo al 2018, así como el trabajo de una plataforma sólida, con un claro proyecto de nación.

De conformidad con nuestros estatutos y reglamentos, la dirigencia nacional debió haber implementado desde septiembre de 2016 los mecanismos consultivos para el establecimiento de consensos entre quienes posiblemente ostenten una candidatura. Esto a efecto de lograr que prevalezcan los criterios de idoneidad y competitividad entre los que participemos en los procesos internos. No se crearon esos mecanismos y hoy estamos con mayores tensiones internas y externas.

Se nos convocó a dialogar el jueves 22 de junio. Es algo positivo, porque la urgencia para definir candidaturas, especialmente a la Presidencia de la República no es un tema personal. Esto va más allá de aspiraciones individuales. Nuestro país necesita un PAN fuerte, convencido de su identidad, decidiendo por quien puede ganar. Vivimos un momento definitorio en México. Tenemos un gobierno que demuestra a diario que el PRI regresó al poder para revertir la transición democrática. En el México de 2017 estamos discutiendo temas de hace 30 años: fraudes electorales abiertos y cínicos como en Coahuila, espionaje gubernamental a opositores, deuda pública en máximos históricos, el peso pulverizado ante el dólar y una corrupción desbordada.

Resalto Coahuila. En las pasadas elecciones pudimos ver la expresión de un claro retroceso en el reloj de la democracia. Uno de ellos es Coahuila y el Estado de México.  No tengo duda que ganó Guillermo Anaya como gobernador de Coahuila. Este estado del norte ha sido víctima de los peores gobiernos en donde ha imperado la corrupción y la ineptitud. El día de la jornada electoral Coahuila vivió un día de violaciones electorales. El recurso de impugnación lo conozco y tiene que ver con datos objetivos como pasarse el tope de gasto de campaña así como 13 agravios más que se refieren a alteraciones y amenazas en el día electoral. Por esa razón el frente por la dignidad de Coahuila no es cualquier movimiento sino la decisión de un pueblo a no dejarse.

Por lo sucedido en términos de libertad de expresión y de fraudes electorales es más fácil darnos cuenta de que México está ante la encrucijada del pasado o el futuro.

Una es el pasado que representa Morena y su dueño, dirigente y candidato perpetuo. Esto sería llevar a México al pasado, a 1947 o más atrás. Sería exacerbar la corrupción y la incompetencia. Hay quienes desde la intelectualidad debaten si México se convertiría en Venezuela bajo la sombra de ese liderazgo mesiánico y antidemocrático. Para mí, el solo hecho de estar debatiendo esa posibilidad es una tristeza para un país que debería estar pensando cómo convertirse en potencia. El PRI también es parte del pasado, de ese daño que nos hacen a todos por sus usos contrarios a la democracia, a la honestidad y a la libertad.

La otra opción es el PAN, el partido que —con todas sus fortalezas y sus limitaciones— siempre ha apostado por el futuro, por la democracia y por las libertades económicas y políticas. El PAN será competitivo si sabe elegir a su candidata —o candidato— con reglas su propia identidad y es importante la claridad ciudadana.

El PAN tiene lo que se requiere para salir victorioso en 2018. Tenemos a la gente más capaz y honesta; a un partido sólido que es mucho más que sus diferencias; a ciudadanos que saben hacer campañas y están dispuestos a hacerlas con entusiasmo. Pero ganar también requiere una candidatura competitiva y que el partido construya la unidad con legalidad, verdad y rectitud. Requiere que todos entendamos el sentido de urgencia en el que se encuentra nuestro país para tomar las definiciones que nos lleven al futuro. Requiere que el PAN reconozca el tamaño de su responsabilidad con México y la urgente definición.

Abogada