Una startup camello es aquella empresa que en momentos complicados es capaz de mantener su actividad con independencia. Además, prioriza su sostenibilidad y equilibra su flujo de caja gracias al crecimiento propio.
Un ejemplo de una startup camello es Tranciti, logtech que ofrece soluciones integrales SaaS, y que depende directamente de su propio flujo de capital.
Para varias empresas, la pandemia por Covid-19 fue un punto de quiebre al poner un freno a su meta de crecer debido a la crisis financiera que propició.
Y para afrontar los nuevos retos, las startup se reinventaron formando todo un ecosistema empresarial con los llamados unicornios, cebras y camellos, siendo estos últimos una muestra de perseverancia en momentos de crisis.
Camello
Al igual que un camello, estas empresas pueden sobrevivir por largos periodos de tiempo con pocos recursos y recorrer largos caminos que son difíciles de cruzar.
“No fue algo planeado ser una startup camello, al principio, nunca estuvo en nuestra cabeza hacer rondas de financiamiento, esto hizo que nos concentráramos en el negocio y satisfacer a los clientes, ya que todo lo que generamos es producto de la confianza que nos tienen las empresas”, explicó Gonzalo Fuenzalida, cofundador y director comercial de la logtech.
A diferencia de los unicornios, que dependen de una financiación constante, las startup camello pueden sobrevivir durante largos periodos de tiempo sin depender de inyecciones de capital externas. Su atractivo radica en que financian su propio crecimiento y priorizan su sostenibilidad.
Muchas de las empresas que se financiaban a través de las rondas de inversión tuvieron una caída drástica tras la recesión causada por diversos acontecimientos mundiales.
Eso aumentó las tasas de interés que hacían que fuera casi imposible sobrevivir en un ambiente “desértico”.
Lo anterior dejó ver la relevancia en el mercado de las startup camello, pues muchos comenzaron a inclinarse a este modelo que les permite un crecimiento utilizando sus propios recursos.