El talento no se forja en jornadas infinitas. En China, sin embargo, se normalizó una cultura que apuesta por el desgaste: el modelo laboral 996, que exige trabajar de 9 a.m. a 9 p.m., seis días a la semana.
Aunque se promovió como símbolo de disciplina y crecimiento, hoy se revela como un esquema insostenible. Empresas como Alibaba o Huawei enfrentan crecientes críticas por reproducir esta práctica, incluso tras su ilegalización en 2021.
En México, las condiciones tampoco son ajenas a esta lógica. Aunque el 996 no está institucionalizado, muchas organizaciones replican su esencia: horas extra sin regulación, límites difusos entre la vida personal y profesional, y un reconocimiento ligado al sacrificio.
Modelo laboral 996: una fórmula que agota más que impulsa
La presión por alcanzar resultados rápidos ha llevado a líderes a perpetuar esquemas que comprometen el bienestar humano. Pero mantener a las personas al borde del colapso no es una estrategia, es un riesgo. El talento, como la innovación, necesita condiciones sanas para prosperar. Las empresas que están cambiando la narrativa lo entienden: menos horas no significan menos impacto, sino mayor eficiencia, mejores ideas y equipos más comprometidos.
Los efectos del 996 ya son medibles: menor calidad en la toma de decisiones, rotación constante de personal y caída en la reputación interna. En contraste, organizaciones con culturas laborales centradas en el equilibrio han reportado aumentos del 27% en productividad en los últimos 12 meses.
Un estudio publicado por la Universidad de Tsinghua en octubre de 2025 confirmó que los empleados que trabajan bajo modelos prolongados presentan una caída del 40% en su rendimiento cognitivo después de 18 meses.









