Cuando pensamos en grandes líderes, es posible que la humildad no sea siempre la primera palabra que usamos para describirlos. Muchos ejecutivos más grandes que la vida, como Steve Jobs o Bill Gates, probablemente serían descritos primero como visionarios, audaces o carismáticos. Sin embargo, si miramos más de cerca, también hay líderes (como, por ejemplo, Richard Branson) que a menudo se conducen con humildad.
Aquí hay dos razones por las que los líderes humildes son cada vez más buscados:
Integridad y confianza
Los líderes humildes no hacen promesas que no cumplen ni tratan de construir su reputación con demostraciones de engrandecimiento y pretensión. Con ellos, lo que ves es lo que obtienes. En lugar de palabras y conversaciones llamativas, respaldan lo que dicen con acciones. Orientados al equipo y a la comunidad, siempre están buscando formas de ayudar y no encuentran ningún nivel de trabajo en su organización que esté por debajo de ellos. Para obtener más información sobre la organización, es posible que se encuentren colaborando para ayudar en todas las situaciones que puedan requerir atención inmediata. Este tipo de compromiso les gana el respeto y la confianza de quienes trabajan para ellos.
Impulsan a su equipo
Los líderes humildes comprenden la necesidad de que los demás tengan éxito y están constantemente buscando formas de desarrollar y ampliar las oportunidades de liderazgo de quienes trabajan para ellos. Promueven basándose en la habilidad, el talento, el trabajo duro y el talento. A diferencia de los líderes egoístas, no es probable que se sientan impresionados por aquellos que buscan salir adelante simplemente congraciarse con aquellos en posiciones de autoridad.
Sin grandes egos que necesiten ser acariciados, es menos probable que se dejen engañar por los halagos y los intentos poco sinceros de ponerse del lado bueno. Su humildad les permite centrarse en el panorama general y ver cómo se mejorará el éxito general de la organización al desarrollar líderes auténticos y merecedores.









