La conversación sobre trabajo digno y sostenibilidad laboral está tomando fuerza en México con una propuesta que puede transformar las dinámicas empresariales: la reducción de la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales. Aunque la iniciativa aún no se ha aprobado, su eventual implementación plantea retos urgentes, sobre todo para las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes), que representan el 99% del tejido productivo nacional.
Este cambio legislativo no se limita a una discusión sobre productividad; se trata de un punto de inflexión para repensar los modelos de gestión, cultura organizacional y bienestar del capital humano.
En un país donde el 96% de las mipymes no cuenta con personal de recursos humanos y el 86% de los negocios familiares no profesionalizan su operación, la medida puede parecer desafiante, pero también abre la puerta a la innovación.
Adaptarse para avanzar: el rol de las mipymes frente al cambio
La reforma plantea un desafío logístico evidente: ¿cómo mantener la operación y el ingreso con menos horas trabajadas? La clave está en rediseñar procesos, automatizar tareas y fortalecer las capacidades internas. Las mipymes que lo comprendan podrán convertir la reducción de jornada en una ventaja competitiva, al atraer talento que prioriza el equilibrio vida-trabajo y consolidar una cultura laboral más saludable.
Además, existe una oportunidad valiosa para generar alianzas, profesionalizar la gestión y adoptar tecnologías asequibles que optimicen el desempeño. Aunque el 73% de las mipymes considera que esta reforma les impactará negativamente, los casos internacionales muestran que una implementación gradual, acompañada de políticas de apoyo, puede mejorar la productividad y el compromiso del personal.
No te pierdas: Actitudes que definen una nueva cultura empresarial
