Spirit reportó en el segundo trimestre de 2025 una pérdida neta de 245.8 millones de dólares, frente a los 192.9 millones registrados en el mismo periodo de 2024. La compañía emitió una advertencia de “continuidad operativa”, lo que significa que existen dudas significativas sobre su capacidad para seguir funcionando durante los próximos doce meses.
Situación crítica tras la reestructuración
Apenas cinco meses después de salir de un proceso de bancarrota, la aerolínea enfrenta un entorno complicado marcado por la baja demanda en vuelos nacionales de ocio y el exceso de oferta en el mercado. Estos factores han presionado su rentabilidad y provocaron una caída de más del 40 % en el valor de sus acciones durante el año.
Las cifras más recientes confirman un deterioro financiero: pérdidas crecientes y una estructura de ingresos insuficiente para cubrir los costos operativos. Este escenario ha puesto en entredicho la capacidad de la empresa para sostener sus operaciones sin ajustes profundos.
Medidas para intentar estabilizar la operación
La empresa ha implementado diversas estrategias para mejorar su liquidez, entre ellas la reducción de rutas, ajustes de personal, introducción de tarifas escalonadas con opciones adicionales de servicio y la venta de activos como aeronaves y propiedades.
Si bien estas acciones buscan frenar la pérdida de capital y generar ingresos inmediatos, la propia compañía reconoce que no existe garantía de éxito. La incertidumbre sobre los resultados de estas medidas mantiene en vilo a inversionistas y analistas del sector.
Impacto de las decisiones regulatorias
El panorama de Spirit se complica por las recientes decisiones de autoridades regulatorias que bloquearon su intento de fusión con otra aerolínea por más de 3,800 millones de dólares. La falta de acceso a alianzas estratégicas limita las opciones para fortalecer su posición financiera y operativa.
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